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Cómo asegurarnos de implementar nuestras resoluciones

El mes pasado empezó el 2011 y probablemente hayas tomado algunas resoluciones. Quizás una de nuestras resoluciones fue bajar de peso, ir al gimnasio, estudiar inglés, volver a la escuela, o hacer algo que no hicimos el año pasado. Pero, ¿Cómo hacer para que esas resoluciones se lleven a cabo? El Instituto Houston en Santa Bárbara investigó el tema y llegó a la conclusión que entre el 40 y 45 % de los adultos desarrolla resoluciones todos los años. A la semana, el 25% ya ha desistido de sus planes y a los 6 meses solamente el 45% sigue trabajando en sus resoluciones. Solamente un 4% es capaz de conseguir un cambio de larga duración. ¿Qué quiere decir esto? Esto quiere decir que es muy posible que no alcancemos nuestras resoluciones. Si las posibilidades de alcanzar nuestras metas y que se mantengan por un tiempo prolongado son tan pocas, ¿Por qué lo seguimos haciendo?

¿Por qué esperamos que este año vaya a ser diferente del año pasado? A lo mejor tenemos la ilusión de que algo va a ser diferente este año. La mayoría de la gente que nunca termina de implementar sus resoluciones generalmente no dedica suficiente tiempo a evaluar qué funcionó y qué no funcionó el año anterior, o no se toma el tiempo para desarrollar un plan de acción apropiado que incluya fechas, actividades y el apoyo que va a necesitar para lograr lo que quiere.

Para que nuestras resoluciones duren más que un suspiro es importante tomar en cuenta estos dos elementos: evaluación y planificación. Evaluación significa dedicar un tiempo considerable a identificar por qué queremos lo que queremos, cual es nuestra visión de cómo nos gustaría que fuera nuestro futuro. Evaluar significar reflexionar sobre lo que es importante para nosotros, y decidir cuáles son nuestras prioridades. Esto nos va a permitir tomar decisiones alineadas a ese futuro deseado en vez de guiarnos solamente por las oportunidades que se puedan presentar. A veces como parte de la reflexión podemos hacer una visualización, en la cual nos imaginamos que nos vemos en el futuro, alcanzando un logro y experimentando la experiencia del éxito, enfocándonos en cómo nos sentimos y lo que estamos pensando en ese momento.

Una vez que tenemos claro qué queremos, el siguiente paso es preparar un plan sólido con objetivos medibles, fechas para alcanzar los primeros logros, y claridad sobre lo que necesitamos para alcanzar nuestras metas y que eso que visualizamos se haga realidad. En el plan hay que incluir qué tipo de apoyo necesitamos. Puede ser el apoyo de nuestros seres queridos, coaches, u organizaciones como Weight Watchers si quieres perder peso.

Cuando no hemos conseguido resultados por nuestra propia cuenta es necesario aprender a ser vulnerables, reconocer que necesitamos pedir ayuda donde sea necesario. Un amigo te puede dar ideas de cómo lograr eso que quieras y te puede ayudar a ser responsable si te comprometes a compartir lo que has hecho. Por ejemplo, si vas a ir al gimnasio pedirle que vaya contigo o ponerse de acuerdo en que vas a reportar cuantas veces fuiste al gimnasio durante la semana. Puedes contratar a un profesor de inglés o invertir dinero para tomar clases sobre un tema en el que te quieras familiarizar. Lo importante es ponerse en marcha y tomar acción.

Para finalizar me gustaría resaltar la importancia de la evaluación y la planficación. La primera te permitirá motivarte porque te recordará para que quieres hacer lo que te has propuesto. La segunda te dará una estructura que te permita tomar acción alienada con ese futuro que quieres alcanzar. Te deseo que el 2011 esté lleno de éxitos y que puedas implementar tus resoluciones y alances tus metas.