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Nuestras Sombras

Todos tenemos habilidades, fortalezas, áreas en las que somos efectivos y exitosos. Pero también existen aspectos nuestros de los que no nos sentimos orgullosos, que pueden hacernos sentir avergonzados y que trabajamos para ocultarlos para que la gente no los descubra.

Jung, psicoanalista discípulo de Freud, estudió estos aspectos que todos tratamos de evitar y esconder y los llamó “nuestras sombras.”  Muchos psicólogos se especializan en este campo de trabajo y hay muchos trabajos de investigación al respecto. Nuestras sombras nos acompañan donde vayamos aunque intentemos ignorarlas y mirar para otro lado. Hay personas que se cambian de vecindarios, se van a vivir a otros países, cambian de parejas tratando de escapar de sus sombras y no se dan cuenta de que se llevan a ellos mimos a cuestas y terminan teniendo los mismos desafíos y dificultades que en situaciones anteriores en estos nuevos lugares o con estas nuevas personas. Llevamos nuestras sombras a todos los lugares que vamos, nos guste o no.

Estos aspectos de nuestras vidas son muy universales y nos hacen humanos. Nuestra arrogancia, avaricia, egoísmo, cobardía, son ejemplos de aspectos que pueden ser parte de nuestras sombras. ¿Cómo descubres tus sombras? Piensa en las cosas que no te gustaría que nadie se enterara de ti. Tus aspectos más negativos, tus pensamientos o comportamientos de los que te avergüenzas pero que sabes que están ahí y que a veces pueden controlarte. El evitarlos o esconderlos no los hace desaparecer. Lo interesante es que en la medida que podemos reconocer nuestras sombras podemos utilizarlas en nuestro favor en vez de que jueguen en contra nuestro. Pero…¿Cómo hacemos esto?

El primer paso es reconocer nuestras sombras. Poder ponerles un nombre, un título, una etiqueta que nos permite identificarlas. El segundo es aceptarlas y abrazarlas en vez de negarlas. Cuando las evitamos, siguen estando de todos modos y pueden detenernos a tener la vida que realmente queremos, las relaciones que anhelamos o a hacer cosas que no nos hacen sentir bien. Al reconocer estos aspectos y aceptarlos podemos desarrollar estrategias en cómo transformarlos desde un aspecto negativo a otro positivo. Por ejemplo, si me avergüenza mi arrogancia, puedo pensar estrategias para usar mi arrogancia desde un lugar más positivo. Mi arrogancia me puede ayudar a sentirme más seguro en situaciones de incertidumbre o me puede permitir sentirme seguro cuando no lo estoy. Esto requiere la capacidad de creatividad y de encontrar aprendizaje y crecimiento de nuestras sombras. En vez de evitarlas, abrazarlas y transformarlas en una energía positiva para nuestras vidas. Otro ejemplo. Quizás una sombra de alguien que tu conoces es el egoísmo. Puede que la persona siente que le cuesta compartir o que prefiere no hacerlo. Al reconocer su sombra puede identificar que el ser egoísta puede tener un lado positivo como puede ser el cuidado personal y el asegurarse que no le va a faltar nada. El ver un lado positivo no quiere decir necesariamente que vamos a ser más egoístas. Al poder ver el lado positivo podemos también valorarlo como un aspecto de cuidado personal y a la vez estar más dispuesto a compartir (lo contrario del egoísmo) al darnos cuenta que podemos cuidar por nuestros intereses y a la vez compartir lo que tenemos.

Al transformar nuestras sombras en nuestras aliadas en vez de nuestros enemigos podemos sentirnos más “completos”, menos fragmentados y menos avergonzados de nosotros mismos. El abrazar nuestras sombras nos permite desarrollar mayor seguridad y tomar decisiones para tener la vida que realmente queremos. ¿Cuáles son tus sombras? ¿Qué puedes hacer para identificarlas, abrazarlas y transformarlas en tus aliadas? Te deseo suerte en este viaje de autodescubrimiento. Si tienes alguna pregunta no dudes en comunicarte conmigo a atusaluddg@aol.com.

Por: Dr. Damián Goldvarg