COMMUNITY

¿A QUIÉN LE PERTENECE LA VERDAD?

Por: Martínez Páramo
Photo: Caballo – Martinez Páramo

Para el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, la verdad es un invento de los seres humanos, ideado para satisfacer las necesidades y deseos individuales. Según él, la verdad no posee carácter objetivo ni universal, lo que significa que no hay una única verdad que sea válida para todas las personas en todas las circunstancias. Reconoce que la verdad es esencialmente subjetiva y relativa, es decir, puede variar dependiendo de la perspectiva individual, cultural, social o histórica.

Por ejemplo, lo que puede ser considerado como verdad en una determinada cultura o contexto social, puede no serlo en otro. La verdad puede ser interpretada de manera diferente por diferentes personas, incluso dentro de una misma cultura o comunidad.
Esta noción desafía la idea de que existe una verdad absoluta y objetiva que se puede conocer de manera definitiva y que es válida en todas las situaciones.

Nietzsche sostiene que las verdades son utilizadas por la sociedad y la cultura como herramientas de poder para controlar a las personas y reforzar normas y valores establecidos. Argumenta que la búsqueda de la verdad es en realidad una búsqueda de poder, por lo que concluye que la verdad debe ser cuestionada y desafiada constantemente.

Controlar la narrativa de lo que se considera verdadero es usado por la autoridad para legitimar su poder. Lideres políticos o religiosos pueden afirmar tener acceso a la verdad divina o moral, lo que les otorgaría legitimidad y justificación para ejercer control sobre las personas.

En muchas sociedades medievales, los líderes políticos y religiosos estaban estrechamente vinculados y afirmaban tener un mandato divino para gobernar. El papado católico romano afirmaba tener acceso exclusivo a la verdad divina a través de la revelación divina y la interpretación de las Sagradas Escrituras. Esta autoridad moral y espiritual le permitía al papado influir en los asuntos políticos y sociales de la época, ejerciendo un control significativo sobre los líderes políticos y la población en general. Los faraones del antiguo Egipto se consideraban divinos y ejercían un control absoluto sobre la sociedad, justificando su autoridad con la creencia en su conexión con los dioses.

En el mundo contemporáneo, muchos lideres religioso continúan reclamando una conexión especial con la verdad divina como base para su autoridad. Algunos líderes de sectas o movimientos religiosos pueden afirmar tener revelaciones especiales o ser portadores de una verdad espiritual única, lo que les permite ejercer un control total sobre sus seguidores.

En el ámbito político, los líderes populistas a menudo recurren a la retórica moral o religiosa para consolidar su apoyo y justificar sus políticas. Líderes populistas pueden presentarse como defensores de ciertos valores morales o religiosos, afirmando representar los intereses del pueblo y poseer una visión moral superior que les otorga legitimidad para tomar decisiones en nombre de la nación.

Los medios de comunicación desempeñan un papel crucial en la determinación de qué información se considera verdadera. Los medios tienen un poder significativo para influir en la percepción pública y en la construcción de una realidad compartida. La forma en que se selecciona, se presenta y se enmarca la información, puede moldear profundamente las opiniones y las creencias de las personas. La imposición de una narrativa mediática como la única verdad puede servir para mantener el estatus de poder y reforzar las estructuras de poder existentes. Quienes controlan la narrativa en los medios, pueden suprimir perspectivas alternativas y promover una visión del mundo que beneficie a sus intereses.

En regímenes autoritarios o totalitarios, los gobiernos ejercen un control estricto sobre los medios de comunicación para moldear la percepción pública y mantener su poder. Regímenes como el de Corea del Norte controlan completamente los medios de comunicación, difundiendo propaganda estatal y suprimiendo cualquier información que pueda cuestionar la autoridad del gobierno.

En democracias, la concentración de los medios de comunicación en manos de unos pocos conglomerados limita la diversidad de perspectivas y controla la narrativa que se presenta al público. En Estados Unidos, un puñado de empresas de medios de comunicación controlan la mayoría de los canales de televisión, periódicos y plataformas en línea, lo que les otorga un poder significativo para influir en la opinión pública y promover sus propios intereses.

La creación de una verdad aceptada por todos puede ser utilizada para unificar a grupos sociales o naciones en torno a ciertos valores o ideologías. Esto puede ser particularmente poderoso en tiempos de crisis o conflictos armados, cuando la cohesión social es crucial para mantener la estabilidad y el orden. Durante conflictos armados, los gobiernos y grupos militares a menudo utilizan la propaganda para difundir una versión de la verdad que justifique la guerra y movilice el apoyo de la población.

Durante la Segunda Guerra Mundial, regímenes como el nazismo en Alemania y el fascismo en Italia difundieron narrativas nacionalistas y racistas para unificar a sus poblaciones en torno a la idea de una guerra justa. En regímenes totalitarios, los lideres a menudo imponen una versión particular de la verdad para consolidar su poder y controlar a la población. Stalin en la Unión Soviética y Mao Zedong en China, manipularon la verdad a través de la censura y la propaganda para mantener el control sobre la población y suprimir la disidencia.

En momentos de crisis como pandemias o desastres naturales, las autoridades pueden promover una verdad aceptada por todos para unificar a la población y coordinar una respuesta efectiva. Durante la pandemia de COVID-19, los gobiernos y organismos de salud pública difundieron información sobre la enfermedad y las medidas preventivas para crear un consenso en torno a la necesidad de tomar precauciones y limitar la propagación del virus.

Las narrativas históricas también pueden ser utilizadas para unificar a grupos sociales o naciones en torno a ciertos valores o ideologías. La narrativa de la Revolución Americana y la fundación de Estados Unidos como una nación basada en principios de libertad y democracia ha sido utilizada para promover un sentido de identidad nacional y cohesionar a la población en torno a estos valores.

En resumen, la búsqueda de la verdad requiere un compromiso constante por parte de los ciudadanos. El acceso a la información precisa y veraz es fundamental para garantizar que las personas puedan participar de manera significativa en los procesos democráticos. Cuando la información es manipulada o sesgada, se corre el riesgo de que se socave la confianza en las instituciones democráticas y se debilite el tejido social.

La diversidad de perspectivas no solo enriquece el debate público, también ayuda a contrarrestar la tendencia hacia la polarización y el pensamiento dogmático. Al exponer al público a una variedad de opiniones y argumentos, las personas pueden desarrollar una comprensión más matizada de los temas que enfrenta la sociedad y así puede la gente, llegar a tomar decisiones más informadas.

Es Fundamental que los ciudadanos sean conscientes de estos desafíos. Consumir información de una variedad de fuentes, buscando siempre la verificación de los hechos y el análisis crítico de la información que se recibe es el pilar fundamental de una sociedad democrática informada y participativa.