COMMUNITY

EXISTIENDO TRAS EL FILTRO DEL PRIVILEGIO

Por: Mostro Vacci
Photo by: Michalsuszycki | Dreamstime.com

La educación es un factor que considero que es muy importante para el avance de una sociedad hacia una verdadera civilización armónica y funcional. La reeducación viene siendo algo un poco más difícil porque se trata de deshacer lo que ya fue aprendido y volver a empezar con nuevos conceptos, algo que puede ser molesto e incluso doloroso. Es la maravilla del ser humano, que tenemos la capacidad de integrar nuevos conocimientos a nuestros esquemas mentales y formar una y otra vez nuevas opiniones. Se me hace algo poderoso.

Hay una realidad muy grande en nuestro bello México que mucha gente no quiere reconocer. Tenemos ideas clasistas, misóginas y todo tipo de fóbicas que están tan entrelazada en nuestra cultura y conocimientos en general que a veces ni siquiera nos damos cuenta de que están ahí, esperando salir en cualquier momento. Son cosas que se nos enseñan de manera consciente e inconsciente, ¿o acaso no he escuchado desde pequeño que por ser varón seré la cabeza de una familia? Y eso que yo vengo de una familia feminista. Sin embargo, el patriarcado es profundo en nosotros, lo admitamos o no.

Hay una palabra que he estado escuchando mucho últimamente: Privilegio. Hasta hace muy poco tiempo la he empezado a analizar profundamente y me he empezado a cuestionar cómo ha afectado mi vida y las conclusiones han sido impresionantes. Resulta que a pesar de todo he vivido rodeado de él y ni cuenta me he dado. El privilegio no es tener mucho dinero. Yo soy pobre y tengo muchos gatos qué mantener. Sin embargo, tengo unas ventajas considerables: soy cis, soy blanco y presento como masculino, lo que hace que mientras no hable y no se me note lo homosexual, mucha gente no me juzga y por lo tanto, no me discrimina tan fácilmente como a otras personas de mi misma comunidad.

Como aquella vez que estando en el antro me dijeron que tengo suerte por no ser como el chico afeminado que estaba cerca de nosotros como si ser afeminado es automáticamente algo malo. Al parecer asocian cualquier cosa o forma femenina como algo que vale menos, incluso entre nosotros. Resulta que las personas que consideramos pasivos muchas veces les tratamos como si fueran menos que el resto de nosotros. Y a veces ni siquiera son lo que parecen las cosas, ya que no nos podemos basar solamente en nuestras ideas limitadas para poder calificar al mundo y por otra parte porque lo que hace alguien en la cama no es asunto nuestro.

Ahorita acaba de pasar el mes del orgullo, pero resulta que yo soy gay de tiempo completo, no solo en junio, tengo qué vivir esta realidad todo el año, no solo cuando les conviene a las compañías. Porque siendo realistas, el dinero que me quitan de impuestos es válido todo el año. Qué más feliz fuera yo que me dejaran intacto ese treinta porciento de mi sueldo porque soy una aberración y porque al gobierno no le importa mi dinero inmundo, ah no, en esos casos sí soy como todos los demás y tengo las mismas obligaciones fiscales. Curioso, ¿no creen?

Por ser como soy, a pesar de tener conflictos con la gente, con los años que pasan me he dado cuenta de que vivo rodeado de un privilegio que, aunque invisible, es muy real. Por eso no me doy cuenta de las batallas que en ocasiones tienen qué luchar mis hermanos, hermanas y hermanes, por lo tanto, vivo en el paraíso. Al parecer es el cielo de los miembros del sindicato del arcoíris. Por lo mismo de ser lo más vainilla del arcoíris, me evito conflictos pesados que en mi vida me imaginé que podía tener.

No me toca vivir la discriminación ni las faltas de respeto por ir caminando en la calle y tener el descaro de existir. La gente que me conoce que me ha querido hacer sentir mal me ha comentado que me contoneo en la calle en su triste y patético intento de hacerme sentir mal, pero si me ando contoneando o no es algo muy personal que no les afecta, por lo tanto, no deberían de estarse preocupando por eso. Ahora resulta que hasta lo que no se come la gente le hace daño. No sufro lo que mis hermanas trans o mis no binaries sufren, que les gritan y les lanzan cosas por ir caminando sin estar molestando a nadie, porque la necesidad de opinar consume a cierta gente y siempre tiene qué acercarse a hacerte un comentario. Lo he visto más seguido desde que traigo las uñas pintadas. Esa mirada desaprobadora que me lanzan no pasa desapercibida, aunque no tienen el valor de decirme nada en la cara porque callado nunca me quedo. No me lanzan piedras ni nada parecido por ofender su vista con mi presencia. Lo he sentido por ser gordo, pero no por simplemente convertir oxígeno en carbono.

Es más fácil para mi familia presentarme con sus amigos sin que les de vergüenza porque a mi novio lo pueden presentar como mi “amiguito”, cosa que yo me rehúso a hacer. De hecho, soy de los pocos privilegiados que su familia presenta a mi pareja como tal y le dan su lugar, por más trabajo que les ha costado. Que hayan platicado en privado para compartir su desaprobación me tiene sin cuidado, porque les guste o no, no me quita lo homosexual, así que lloren o pataleen, no cambia el resultado, así que aceptan o aceptan.

Mi presencia el menos controversial, porque siempre y cuando no hable, no se me nota lo gay, por lo tanto puedo pasar por hetero, lo que en lo personal, se me hace un gran insulto que me digan, pero mucha gente tiende a creer que es un halago. El poder ocultar mi orientación sexual no es algo que considero positivo porque soy orgulloso de quien soy y de quien amo. Si a otros les incomoda, pues allá ellos.

Solo conversando con mi gente es donde me doy cuenta de lo que viven a diario y de lo que me pierdo, porque no tenemos la oportunidad de aprender si todo lo vemos a través del filtro del privilegio. Es el momento de salirnos de nuestra área de confort y entrar al mundo real para poder ser más unides. Me la he pasado pensando en mis sufrimientos personales y descubro cada día más que no tengo idea de lo que es estar batallando porque ni siquiera me sexualizan como a mis hermanas trans o gays que presentan más afeminados.

Dejemos que la burbuja se rompa y veamos realmente lo que podemos aprender de nosotros mismos.

Y ustedes, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven…
Saludos afectuosos.
Mostro.