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La Velocidad De La Confianza

La semana pasada terminé de leer el libro “La velocidad de la confianza” de S. Covey donde explica que para que nuestra vida y nuestras relaciones funcionen es importante confiar y que confíen en nosotros.

Covey explica el concepto presentado por su padre en el libro “Siete hábitos de personas altamente efectivas” en el cual utiliza la metáfora del banco de confianza emocional en el cual uno puede trabajar por años para hacer depósitos y que sin embargo puede vaciarse rápidamente y dejar la cuenta “en rojo”. Covey explica que la confianza está relacionada con la seguridad que tenemos de nosotros mismos o de los otros. Lo opuesto a la confianza es la sospecha. ¿En quién confías? ¿Por qué confías en esa persona?

¿Qué es lo que te da seguridad de esta relación? ¿Quién confía en ti? ¿Qué es lo que hace que confíen en ti? Responder estas preguntas puede permitirte crear conciencia de cómo funciona la confianza en tu vida.

Covey sostiene que la confianza tiene cuatro elementos clave: integridad, intención, habilidad y resultados. La integridad va más allá de la honestidad y está relacionada con la capacidad de cumplir los compromisos tanto con nosotros mismos como con los otros. Cuando no hacemos lo que nos comprometemos a hacer con nosotros mismos, la autoestima y seguridad en nosotros mismos disminuye.

Cuando no confiamos en nosotros mismos es mucho más difícil confiar en otras personas. Integridad es actuar alineados a nuestros valores y creencias y demostrar congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos ¿Haces lo que dices que vas a hacer? ¿Te gustaría tener mayor integridad en tu vida? ¿Qué necesitarías hacer para aumentar el nivel de integridad en tu vida?

El segundo elemento de la confianza, la intención, se relaciona con nuestras metas, agendas e intereses. ¿Estamos pensando egoístamente o estamos pensando en cómo van a afectar a los otros nuestras decisiones y comportamientos? ¿Estamos juzgándonos a nosotros mismos por nuestras intenciones y a los demás por sus comportamientos? ¿Cuántas veces no confías en otras personas por sospechar de sus intenciones? Ten cuidado de no asumir y proyectar tus intenciones en los comportamientos de los otros.

Es decir creer que los otros harían lo que tú harías en una situación similar. Asegúrate de explicar tus intenciones a los otros para evitar prejuicios y malos entendidos. No des por sentado que la gente conoce tus intenciones!

El tercer elemento de la confianza, las habilidades, incluyen los talentos, actitudes y conocimientos necesarios para producir los resultados. ¿Qué habilidades posees que crean confianza en las otras personas? ¿Qué haces para maximizar tu potencial? ¿Sigues buscando oportunidades para aprender y desarrollar nuevas habilidades? Una investigación de Gallup sostiene que solo el 20% de las personas usan sus habilidades y talentos en sus trabajos ¿Cuál es tu caso? ¿Hay algo que te gustaría hacer para aprovechar tus talentos de otra manera? Cuando la gente cree que tenemos habilidades o que hacemos las cosas con conocimiento, tienen mayor confianza en nosotros.

El último elemento que presenta Covey son los resultados, la capacidad de desempeñarnos para conseguir lo que queremos. Si no conseguimos lo que esperan de nosotros la confianza disminuye. ¿Qué reputación tienes con tus clientes y colegas? ¿Eres efectivo en identificar qué es lo que se espera de ti? ¿Tienes fé en conseguir lo que tú quieres? Una vez que producimos resultados y demostramos nuestro compromiso y capacidad la confianza nos antecede. Por ejemplo, trabajé con un cliente por varios meses como coach y consiguió muchos resultados. Esto crea confianza mutua, ya que mi cliente confía en mi capacidad de apoyarlo en su desarrollo y yo confío en su capacidad para seguir produciendo resultados en el futuro.

Te invito a que reflexiones sobre tu capacidad para confiar y crear confianza de acuerdo a estos cuatro elementos presentados y que al responder algunas de las preguntas anteriores se te abran nuevas posibilidades para tomar acción y seguir trabajando en tu desarrollo personal.

Por: Damián Goldvarg