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Manejando Nuestro Tiempo

A muchos de mis clientes les gusta enfocar las sesiones de coaching en cómo manejar el tiempo más efectivamente. Primeramente, me gustaría aclarar que al tiempo no lo manejamos sino que lo que manejamos es a nosotros mismos. El desafío no es manejar el tiempo, todos tenemos las mismas 24 horas. Sin embargo, algunas personas son más efectivas que otras en organizarse para alcanzar sus metas laborales y personales.

Cuando mis clientes sienten que los días se les pasan y no completan sus actividades o proyectos y me piden ayuda para poder completarlos, me gusta explorar las “razones” o “excusas” que se dan a sí mismos. Por lo general, cuando empezamos a explorar por qué “dejamos para mañana lo que podemos hacer hoy” aparecen ciertos temas que se repiten en las conversaciones:

“No tengo ganas”
“No me gusta”
“Me aburre”
“Me incomoda”
“No es importante”
“No es una prioridad”
“No sé cómo hacerlo”
“Es mucho trabajo y esfuerzo”
“Me da miedo que salga mal”
“No quiero hacer el ridículo”

Algunas de estas razones parecen muy buenas excusas. La primera, “no tengo ganas” es solo una respuesta superficial, que generalmente está relacionada con las otras explicaciones. No nos gusta hacer eso que nos aburre, nos incomoda, o nos enfrenta con la posibilidad del fracaso. ¿Cuáles son las actividades que no te gustan hacer y que estás siempre posponiendo?¿Cuáles pueden ser las verdaderas razones?

Cuando creemos que hay algo que sabemos que tenemos que hacer y no lo hacemos y nos decimos que no es importante, sabemos que nos estamos mintiendo a nosotros mismos. Si eso no fuera importante, no nos preocuparía no hacer eso que sabemos que tenemos que hacer. ¿Hay alguna posibilidad de que te estés mintiendo al no hacer algo que sabes que necesitas hacer? Muchas veces el miedo al fracaso es uno de los obstáculos más grandes para tomar acción. Te invito a que evalúes algo en tu vida que sabes que tienes que hacer y no estás haciendo. ¿Qué te está deteniendo? ¿Cuáles son los obstáculos que enfrentas para tomar acción?

Dedicarle tiempo a entender qué es lo que nos detiene para tomar acción es clave en este proceso. Es algo diferente para cada uno, pero la mayoría de las veces lo que nos detiene está relacionado ya sea con nuestra capacidad para priorizar y decidir qué cosas son realmente importantes, o con la capacidad de sentirnos seguros de que lo podemos lograr. No saber priorizar y la falta de seguridad en nosotros mismos son obstáculos muy típicos que nos impiden dar el salto. Una vez que los identificamos es más fácil hacer algo al respecto. Por ejemplo, si hay una actividad que requiere concentración y que no nos produce satisfacción como pueden ser tareas administrativas, o de contabilidad (en mi caso) el objetivo es buscarle un ángulo interesante y mirar esta situación como un observador diferente. Esta tarea puede ser una oportunidad para darnos cuenta de algo que no sabíamos. ¿Qué oportunidades de crecimiento, aprendizaje, negocios puede darme terminar esta tarea? ¿Cuáles son los beneficios y los costos de no hacerlo? ¿Qué no estoy viendo que me puede dar nuevas posibilidades? Interpretar la tarea con una nueva perspectiva puede abrir nuevos espacios de “Ser”. ¿Quién estoy siendo cuándo no hago lo que sé que necesito hacer? ¿Me gusta ser así? ¿Cómo me gustaría ser respecto a esta actividad? Explorar estas preguntas es parte central de mi trabajo como coach para poder buscar otras interpretaciones posibles a los “quiebres” de mis clientes.

Otro ejemplo muy común es postergar ir al gimnasio. Personalmente, me llevó años desarrollar una disciplina para llevar mi cuerpo al gimnasio tres veces por semana, pero ya no es una opción. Sin embargo lo escucho mucho en mis clientes. ¿Qué excusas te pones para no ir al gimnasio? ¿Cuáles son las consecuencias? A veces hay un componente que no es sólo racional, sino emocional.

Tenemos todas las razones, las entendemos, sabemos por qué es bueno y sin embargo no lo hacemos. Estamos cansados pero salimos del gimnasio con más energía! Tony Robbins dice que lo que buscamos es el placer y huir del “sufrimiento”. ¿Cómo se aplica esto a tu vida?

Planificar es una buena estrategia para organizarte, siempre y cuando lleves a cabo lo que planificas! Te invito a que hagas un plan, con objetivos medibles y actividades que te permitan terminar una actividad que deseas completar desde hace tiempo. No tienes que comenzar con tu proyecto mas grande, sino que puedes elegir una tarea específica. A veces es necesario pedir apoyo de amigos, colaboradores o profesionales que nos permitan ser responsables con nuestros compromisos. Te deseo mucha suerte en completar esta tarea!

Por Damian Goldvarg, Ph.D.