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NO HAGAS PROMESAS QUE NO PUEDES CUMPLIR

By: Mostro Vacci

¿Hay algo más decepcionante en este mundo que una persona que pone excusas para explicar por qué no hizo algo que juró por lo que más amaba que iba a hacer? No creo. En realidad, la escala de los valores humanos se puede medir con muchos diferentes instrumentos, sin embargo, la palabra de honor, en lo personal, me parece una de las maneras más precisas de determinar lo que vale una persona, ya que me dice claramente lo que ese ser humano tiene potencial de significar en mi vida.

Estamos en los tiempos de las promesas rotas. Al parecer, la gente se la pasa hablando de los dientes para afuera, diciendo lo que sea con tal de salir del problema o de obtener lo que quieren sin importar a quién afectan o las consecuencias que sus acciones pueden tener a futuro. Total, si se atoran con algo, volverán a usar sus palabras para resolver los problemas. Parece ser un ciclo vicioso de proporciones astronómicas.

Por eso es muy importante saber cuáles son los compromisos que uno se está echando a la encima, no vaya a ser que el peso sea demasiado y terminemos aplastados bajo su peso. Claro, el hecho de que nos importe poco si nos toman en serio o no ayuda mucho a algunos a pasar por alto esa gran responsabilidad, por lo tanto, se la pasan haciendo y diciendo lo que les da la gana. Sin embargo, el hecho de que digamos algo y la gente ya sepa que no se va a hacer o que al final de cuentas vamos a salir con mil y una razones por las que no cumplimos es algo muy triste porque quiere decir que ya dejaron de creer en nosotros, por lo tanto, dejamos de ser confiables.

Y creo que no hay nada peor que saber que somos esa persona que nunca cumple, la que siempre dice que va a ir y siempre se le descompone el carro en el camino, la que ofrece llevar un platillo y resulta que su mamá se enfermó, la señora que dice que no va a llevar a sus niños a la reunión y llega con todos porque no había quién los cuidara, lo que convierte la fiesta de adultos en una de niños porque ahora hay qué adaptar todo para su entretenimiento. La que viene en el carro que resulta al final que nunca llegó y se la pasó mandando mensajes que iba saliendo, e la carretera, en el estacionamiento y al final, resulta que nunca apareció.

Otras que se escuchan mucho que tampoco se cumplen son las promesas de amor eterno y lealtad. Resulta que cuando se tienen cerca, se prometen amarte siempre o ser amigos por la eternidad, cosa que cambia drásticamente cuando entran las parejas, ya que tienden a olvidar todas esas palabras hasta que los lastiman y resulta que de pronto se acuerdan de todo. Las amistades cambian, las lealtades cambian y los intereses también cambias. Como dice un personaje de Cruella: me eres útil, en cuanto no lo seas, serás polvo. Así tiende a ser la gente, su amor por ti generalmente cambia conforme sus necesidades se van modificando. Y al final, el resultado es el mismo, las palabras se olvidan y el tiempo pasa. Luego se topan años después y se preguntan qué fue lo que pasó.

A mí me han preguntado mucho tiempo después que qué fue lo que pasó, que por qué nos distanciamos si éramos tan felices juntos. Y luego se molestan cuando les digo que nos alejamos cuando dejó mis mensajes en visto y que dejé de rogar por las migajas de su afecto. Entonces me convierto en un “!aaaaaay, qué malooo! Y en un juego nuevo de promesas listas para romperse en un futuro no muy lejano.

Por eso siempre le aconsejo a la gente que no haga promesas que no puede cumplir. Las palabras son baratas y se las lleva el viento. Son las acciones las que determinan el carácter y el valor de las personas. Podemos hacer un soliloquio completo de lo que pensamos hacer y los proyectos que tenemos en mente cumplir, y simplemente no pasa, ya sea por circunstancias ajenas a uno o porque se pierde el interés en hacerlo, pero el resultado es el mismo: otra promesa rota.
Después de eso no pueden esperar que yo me crea lo que me dicen después. Ver para creer. Si me doy cuenta que hablas porque la lengua te funciona y no hay sustento detrás de tus palabras, habrás perdido mi interés casi de forma instantánea y habrás quedado marcada como una persona indigna de mi atención. Serás como el resto del mundo, ruido de fondo, una cara más en un mar de gente que no conozco.

Tengamos en cuenta que al prometer algo, nos comprometemos. Depende mucho nuestra credibilidad para el futuro el hecho de tomar en serio lo que decimos que vamos a hacer. Y va desde lo más sencillo hasta lo más complicado. Desde llegar a tiempo hasta el matrimonio y la lealtad. No debemos tomar a la ligera las cosas que salen de nuestra boca porque nuestras palabras tienen peso, y si somos de esas personas a las que nadie les creé nada, quizá es porque hemos comprobado que no somos personas en las que se debe confiar, por lo tanto, cuando hablamos, nadie nos escucha, porque como nuestras palabras son vacías, no vale la pena ponernos atención.

Hay que asegurarnos que nuestras acciones sean más fuertes e importantes que nuestras palabras.

Y ustedes, darlings, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven….

Saludos afectuosos.
Mostro.