COMMUNITY

¿Por qué le tememos tanto a la soledad?

Por: Mostro Vacci
Photo by: Katarzyna Bialasiewicz | Dreamstime.com

La soledad es algo muy interesante. Definitivamente un arma de doble filo. Puede traer consigo una gran desesperación o una gran paz, dependiendo de qué perspectiva la estamos observando. Es mañosa y mentirosa, buena para hacernos creer que no valemos y que nunca nadie va poder apreciar lo que somos y las cosas buenas que tenemos. Nos dice constantemente al oído que ella es nuestra única amiga y que nunca, nunca nos va a dejar…

Recuerdo que en mi juventud, esos años donde me sentí más solo, me la pasaba viendo a los demás en las fiestas bailar y divertirse y pensar que yo quería ser así: carismático, aventurado e intrépido, que no me importara lo que la gente pensara o dijera de mí y que pudiera perderme al ritmo de la música mientras los demás quisieran estar a mi alrededor absorbiendo mi buena vibra. En particular me acuerdo de un amigo (Jaime) que la pandemia se llevó, que bailaba alegremente en las fiestas y siempre andaba con su guitarra cantando con quien quisiera escucharlo y siempre con una sonrisa y yo queriendo ser como él.

El problema era que no podía. Me aterraba hacer algo parecido porque si me atrevía, la gente iba a saber que soy raro y que en realidad no era parte de sus grupos. Que pensaba diferente y que no se me daba el carisma ni el valor de ser yo mismo. Quería ser normal como todos los demás, así que prefería verdesde el rincón cómo se divertían los demás mientras internamente me reclamaba mi cobardía. Ni siquiera me atrevía a caminar al baño con tal de no cruzar la pista para que no me vieran. No fueran a juzgarme o a reírse de mí.

Ahora hasta me parece chistoso pensar en cómo funcionaba mi mente en esos momentos. Era un niño inseguro como mucho los hemos sido. El mayor cataclismo posible era que la gente no me entendiera o pensara que soy raro.

Lo curioso es que haga lo que haga la gente piensa lo que quiere, sea o no la realidad. Y la verdad es que soy raro. Es algo que hoy de adulto me encanta de mí. Interesante que mis peores defectos se han convertido en mis más notables características y he aprendido a amarlas. Es lo que la gente disfruta de mí, lo que me hace individuo, Mostroso.

En esos momentos mi soledad era lo que más me consumía. Quería amigos, una pareja, ser exitoso, ser famoso y que la gente leyera mis libros y se maravillara ante mi creatividad. Pensaba que si era conocido, que la gente me iba a amar. Ahora que manejo las redes sociales descubro que entre más famoso eres, más odio te tira la gente.

El caso es que mi soledad se fue en cuanto aprendí a estar conmigo mismo. Suena sencillo, pero en realidad es la lección más difícil que he aprendido en mi vida. Una vez que me harté de sentirme como un bicho aislado e incomprendido y dejé de enfocarme en lo que la gente opinara de mí es el momento que empecé a ser libre, es el momento en que comencé a respirar.

Resulta que todas las complicaciones en mi vida estaban ahí porque YO las había puesto en mi camino, no porque alguien me estuviera saboteando. Era yo el responsable de lo bueno y lo malo en mi vida. Una vez que comprendí eso, resulta que también descubrí que tenía el poder de quitar las trabas de mi vida para poder avanzar y ser quien soy.

Tenemos que deshacernos de la idea de que la gente nos va a aceptar si nosotros mismos no nos damos permiso de existir. Tampoco podemos esperar que la gente nos respete si nosotros no damos el respeto primero, ¿o sí? Seamos congruentes. No podemos dar lo que no tenemos y nunca vamos a recibir del mundo lo que no damos. Muchos queremos que respeten nuestras ideas y forma de vivir mientras nos la pasamos criticando a los demás. Eso no es más que clásica hipocresía.

Y lo peor de todo, que a veces con tal de no experimentar la soledad aceptamos cosas y personas en nuestra vida que nos hacen mucho daño. Cosas que nos hacen sentir que valemos menos y gente que nos manipula de la forma más barata. Escuchamos sus palabras crueles y nos creemos lo que nos dicen, todo por no estar solos. Y ese tipo de personas siempre van a aprovecharse de alguien que esté en un momento bajo para dominar, controlar y destruir. Una persona así nunca va a traer nada bueno a nuestra vida, solo nos va a usar para sacar provecho o para elevarse a sí mismo.

Entonces, si llega ese momento de soledad, hay qué vivirlo y aprender lo que tengamos que aprender de él, les aseguro que nos va a hacer mucho más fuerte. No es fácil, pero nada que vale la pena en ésta vida lo es. Son lecciones pesadas y dolorosas, pero al final de cuentas, uno se hace fuerte, sabio y casi, casi invencibles una vez que logra sacar el conocimiento. Es la esencia de la sabiduría. Por eso los viejos saben tanto, por todo lo que han visto y experimentado.

Por eso mis queridos unicornios, no dejemos que nadie nos diga quién somos ni cuánto valemos, porque solo nosotros podemos saber eso. Alguien que en realidad nos ama siempre nos va a impulsar a mejorar en vez que criticarnos. Fomentemos la idea de que nuestra rareza es lo que nos hace únicos y nutramos la idea de que somos maravillosos y que tenemos mucho para ofrecerle al mundo. Quien nos diga lo contrario miente, no tiene la capacidad de apreciar lo bueno o simplemente odia la luz que emitimos porque esta encandila sus propios demonios.

No tengamos miedo de ser nosotros mismos, total, el mundo siempre va a creer lo que le conviene.

Y ustedes hermanos, hermanas, ¿qué opinan? Compartan… si se atreven…
Saludos afectuosos.

Mostro.