AMOR VIDA SALUD

Querido VIH

Por: Jorge Diaz, MSW Clinical Social Worker

Jorge-armando@hotmail.com

Hace 15 años llegaste a mi vida y destruiste mis sueños. Fue difícil comprender tu llegada.  Quizás fue mi inocencia o la falta de experiencia en la vida, pero fuiste un fuerte golpe para mi. Antes de tu llegada, yo era un chico “normal” y quizás insignificante. Por mucho tiempo culpé a mi pareja por haber permitido tu entrada a nuestra relación. No sé si fue más fuerte el golpe del diagnóstico, o la realidad de su traición. Por mucho tiempo le tuve odio, pero me he dado cuenta que revelar un diagnóstico de VIH es difícil. Traté de procesar el perdón hacia él, con el tiempo me di cuenta que el proceso del perdón tenía que empezar conmigo mismo. Antes de poder perdonar a la persona que cambió mi camino, tuve que perdonarme a mi mismo por no haber tomada precaución con mi pareja y salud. Quizás el amor y la confianza que hubo en nuestra relación me incapacitaron para aceptar la posibilidad que entrarías a nuestras vidas. Mucho cambió después de tu llegada. Conocí la soledad, la depresión y realmente entendí lo que significaba “luchar para vivir.” Aunque hay millones de personas impactadas por ti, me sentí solo. Llegaron momentos en que me sentí cansado y derrotado. En algún momento pensé que nunca volvería a confiar o amar igual a otro hombre. La realidad es que, no se puede amar y confiar igual. Ese chico y nuestro amor fueron únicos. Lo que yo di de mí en esa relación fue solamente para él. La vida me ha ensañado que el próximo encuentro con el amor también será “amor único.”  He logrado el perdón y he podido enseñarme a confiar en el amor y en las palabras de un hombre.  Creo que el engaño y la traición no me permitieron tomar responsabilidad en los resultados de nuestra relación.

Mi querido VIH, te amo y respeto. Fuiste mi peor enemigo pero te has convertido en uno de mis mejores amigos. ¿Por qué?  Porque a un mejor amigo  le damos lo mejor de uno. Y yo, le doy a mi amigo “el VIH” lo mejor de mí: hoy, mañana y siempre. Te agradezco las lecciones de vida y todo lo que me has brindado. El nombre Jorge Díaz, jamás será insignificante.  Algún día me iré de este mundo como todos, pero jamás seré (o fui) un número más impactado por ti. Gracias por crear un líder y héroe en mí.  No lograste mantenerme solamente como un chico impactado por ti.

Quizás es fácil para mí expresarme de mi diagnóstico en esta forma. Entiendo que todas las oportunidades y éxitos en mi vida no han sido posibles para otros. Entiendo que los factores u oportunidades de mi historia quizás son diferentes en ambos o quizás venimos de “mundos muy diferentes.” Lo que sí tenemos en común, es el sentimiento de dolor, rechazo y soledad.  Muchos hemos pasado por esas emociones después de un diagnóstico. Al final del día, nuestro VIH es parte de nosotros y tenemos que aceptarlo y darle lo mejor.