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Vidas Combinadas

Como cada mañana Oswaldo hace su rutina de diario, levantarse y de inmediato estirar los brazos como si quisiera tocar con sus dedos el techo, mientras se dirige a la regadera le gusta hacer afirmaciones en su mente tales como: “Hoy es un excelente día para ser feliz” o algo así como: “Soy un hombre feliz porque tengo salud y éxito en todo lo que hago”. Después debe afeitarse muy bien el rostro porque de otro modo pareciera que no se ha bañado en días, su barba cerrada lo hace parecer como un vagabundo de un día para otro. Luego se viste con ropa de trabajo, pero en silencio, no le gusta tener música o ruido de televisión en las primeras horas de la mañana. Desayuna algo de fruta para luego irse a trabajar y ni siquiera por el camino prende el radio.

37476105Estaciona siempre su auto en un estacionamiento lejos de su edificio donde está su oficina porque le gusta hacer ejercicio al caminar unas cuadras y también porque así tiene oportunidad de llegar al local de la esquina donde el muchacho de gorra anaranjada le tiene siempre listo un vaso en tamaño mediando con jugos combinados de naranja, piña y alfalfa acompañado de una deliciosa sonrisa que muestra su gran dentadura fuerte y aperlada, enmarcada con unos sensuales labios rosas. Cualquier trivialidad sirve para entablar una corta conversación entre ambos durante el lapso que paga y le regresa su cambio. A veces hablan algo acerca del clima, otras veces algo relacionado con las noticias locales y en otras ocasiones solamente se hablan acerca de las películas que verán durante el fin de semana cada quien por su lado.

Oswaldo nunca se ha animado a pedirle su número de celular, le gusta mucho pero no se atreve a dar el primer paso y mientras tanto se conforma con traerlo a su mente todas las noches y es que precisamente sus últimos pensamientos del día son inspirados en fantasías sexuales con ese chico, sueña con el momento de poder tener una cita con él, pero teme estar equivocado en su percepción de ser correspondido, quizá sólo es amable por el negocio y no porque sea algo personal con él. O quizá esté dejando ir una oportunidad de conocer a una buena persona que lo único que desea es pasar una buena noche juntos para ver si pudiera surgir algo más, pueden ser un mar de posibilidades y no se atreve del todo a poder derribar la barrera que hay entre ambos. Necesita un buen pretexto, una inteligente excusa para poder animarse en invitarlo a salir.

Pasaban los días sin ningún tipo de variedad en la vida de Oswaldo, ni siquiera se había atrevido a tocar otro tipo de conversaciones que no sean triviales con su amor platónico, cuando en una de esas ocasiones de pronto llegaron a un tema que ambos tienen en común y por el cual ambos sienten gran pasión, su adicción a las redes sociales del Internet, y hablando de sus diversas cuentas en diferentes sitios famosos cuando de pronto sucede lo tan esperado y a la vez tan de forma inesperada, una pregunta que siente puede ser el inicio de algo muy grande: ¿me podrías aceptar entre tus contactos de Facebook? No podía ocultar su gran emoción, sabía que eso era lo que anhelaba, imploraba a los cielos porque se le abriera una puerta para poder entrar de lleno en la vida de ese muchacho de gorra anaranjada. Tenía todo el camino por delante.

Ese día tan emocionante le pareció interminable, durante todo el día en el trabajo estuvo Oswaldo online en su perfil en Facebook, esperando el anhelado mensaje en el cual su chico le pidiera ser agregado entre sus contactos, y no fue sino hasta las 4:20 de la tarde cuando por fin pudo ver tan maravillosa solicitud; pero el mundo se le vino muy pronto a sus pies cuando vio el perfil de su chico tan soñado, totalmente heterosexual, cientos de fotografías con su hermosa novia, además de decenas de contactos, la mayoría chicas. Definitivamente había soñado de más, Oswaldo tardará un poco en salir de su decepción, quizá evitará los jugos por las mañanas pero seguirá diciéndose a si mismo afirmaciones positivas, tal vez ahora se dirá: “Soy un hombre amado por un bello hombre.” Y solamente quizá así cambiará un poco la historia de su perfil en Facebook.

Por: Gabriel Aranda