Articles

El Poder De Nuestros Pensamientos

Nuestros pensamientos pueden determinar cómo nos sentimos, si logramos o no nuestras metas y la calidad de nuestras vidas. En la medida que tengamos pensamientos positivos, creativos y productivos podemos alcanzar un mayor bienestar general porque este tipo de pensamientos nos ayudan a tener paz interior y sentir que nuestra vida está bajo control. Esto no quiere decir que de vez en cuando tengamos pensamientos negativos, cínicos y derrotistas. Pero nuestro estado de ánimo es muy diferente si esos pensamientos negativos ocurren de vez en cuando en vez de que sucedan todo el tiempo.

La vida es como una montaña rusa con subidas y bajadas y las dos, tantos las altas como las bajas no duran para siempre. No podemos controlar que nos pasen ciertas cosas en nuestras vidas, pero lo que sí podemos controlar son nuestros pensamientos y los significados que le damos a los hechos. Por otro lado, los pensamientos determinan nuestros sentimientos. Recuerda la última vez que te sentiste contento, triste o preocupado. Estos sentimientos fueron el resultado de lo que estabas pensando. Posiblemente estabas pensando que algo negativo podría pasarte a ti o a otra persona, o algo negativo sobre ti mismo, el mundo, tu futuro. Todos estos pensamientos nos hacen sentir deprimidos.

El secreto es reconocer los pensamientos que estamos teniendo y decidir si los queremos conservar o cambiar. En otras palabras elegir nuestros pensamientos en vez de que los pensamientos nos elijan a nosotros. Puedes decirme “eso suena fácil de decir pero no tan fácil de hacer.” Eso depende. No es ni fácil ni difícil, depende de cuanta energía le dediquemos a los pensamientos negativos o positivos. Hay una leyenda india en la que el nieto le pregunta al abuelo si hay dos lobos uno que es negativo y otro positivo, uno que busca todos los defectos e imperfecciones y otro que busca las fortalezas y el lado positivo de las cosas, como hacer para que gane el positivo. El abuelo le contesta que ganará al que le de de comer más.

Con los pensamientos funciona de la misma manera. Si elegimos darle de comer a los pensamientos positivos hay más posibilidades que estos ganen. ¿Cómo hacerlo cuando sentimos que no estamos en control? El primer paso es reconocerlos. Por lo general los pensamientos son resultado de preguntas. Marili Adams en el libro “Cambia tus preguntas, cambia tu vida”, sugiere que las preguntas que nos hacemos determinan la calidad de nuestra vida. Si nos preguntamos ¿por qué me pasa esto a mi? ¿por qué tengo tanta mala suerte? Esas preguntas son muy distintas que preguntarnos ¿qué puedo aprender de este desafío? ¿qué puedo hacer para resolver este tema? ¿qué está bajo mi control? Cuando nos damos cuenta que estamos teniendo pensamientos negativos que no aportan nada a nuestra vida, podemos decidir cambiarlos por otros pensamientos que sean más positivos.

Por ejemplo, en vez de pensar: pobre de mi, que mala suerte tengo, puedo pensar: ¿qué puedo hacer para lidiar con este desafío de manera efectiva? ¿a quién le puedo pedir ayuda? ¿qué acciones puedo tomar para sentirme mejor? ¿qué puedo aprender de esta experiencia? ¿qué necesito hacer para salir adelante? ¿cuáles son mis destrezas? Decirnos a nosotros mismos que tenemos los recursos, la fuerza, la energía, las habilidades, el compromiso, y el amor para alcanzar nuestras metas, puede determinar si logramos o no lo que queremos. Si no creemos en nosotros mismos va a ser muy difícil alcanzar nuestros sueños. En algunas ocasiones pude pasar que por más que intentamos transformar estos pensamientos negativos, no lo logramos. En esos casos es necesario buscar ayuda profesional para poder salir adelante. Es importante saber cuándo pedir ayuda.

En algunas culturas ir a buscar ayuda es un síntoma de debilidad, pero en la medida que no buscamos ayuda para resolver temas emocionales, es muy difícil salir adelante. Hay un dicho que dice “el tiempo cura” pero esto no es necesariamente verdad. Cuando no se resuelven ciertos temas, quedan “incompletos” y estos temas incompletos pueden producir mucho sufrimiento. Te invito a que evalúes tus pensamientos, decidas cuales quieres conservar y cuales desechar, encuentres nuevos pensamientos positivos y busques ayuda profesional si no te sientes seguro para hacer todo esto por tu propia cuenta.

Por: Damián Goldvarg, Ph.D.