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LA LEY DEL DESEO

Por: Martínez Páramo

El deseo es un impulso o anhelo emocional que motiva a una persona a buscar la satisfacción de una necesidad, un logro material, reconocimiento, realización personal, éxito, emociones sexuales o espirituales.

El deseo surge de las necesidades básica del ser humano: el hambre, la sed, deseo de seguridad, refugio, salud. Los deseos más básicos del ser humano incluyen aspectos fundamentales para su supervivencia, bienestar y desarrollo emocional. El deseo puede ser una fuerza motivadora poderosa que impulsa a las personas a actuar, perseguir metas y buscar la satisfacción personal. Sin embargo, también es importante aprender a manejar los deseos para evitar que interfieran negativamente en la vida diaria o generen insatisfacción crónica.

Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, desarrolló una teoría sobre la “psique humana”; término que se refiere al mundo interno de la mente y que abarca la totalidad de los procesos mentales y emocionales que caracterizan la experiencia humana. El término “psique humana” es utilizado en psicología para describir la estructura y el funcionamiento de la mente, incluyendo aspectos como las emociones, pensamientos, percepciones, recuerdos, comportamientos, sueños y deseos.

Freud postuló que gran parte de nuestros deseos, impulsos y motivaciones están arraigados en el inconsciente, una parte de la mente que opera fuera de nuestra conciencia consciente. Según Freud, el deseo inconsciente puede ser impulsado por instintos y deseos primarios, como el deseo sexual y la agresión.

Para explicar la estructura de la personalidad humana, Freud dividió la mente en tres partes: el ello (id), el yo (ego) y el superyó (superego). El ello, busca satisfacer tus deseos rápidamente, como cuando tienes hambre y quieres comer golosinas, aunque sepas que no es bueno comer demasiadas. Es como tu parte más básica que solo quiere hacerte sentir bien al instante, similar a un niño pequeño que solo quiere jugar y divertirse sin preocuparse por nada más.

El yo representa un equilibrio entre lo que te gusta y lo que es mejor para ti a largo plazo. Es como tu amigo sabio que te ayuda a tomar decisiones equilibradas. Trata de encontrar la forma de satisfacer tus deseos sin romper las reglas o causar problemas. El yo es la parte de ti que reflexiona t toma decisiones.

Por otro lado, el superyó actúa como una especie de policía interno que te recuerda las reglas morales y te hace sentir culpable si haces algo que va en contra de las reglas. Por ejemplo, si tomas algo que no te pertenece y si el superyó está activado, te hará sentir mal y te recordará que eso que hiciste está mal.

Según Freud, estos tres componentes de la mente operan de manera interconectada y a menudo en conflicto entre sí. Esta estructura de la mente propuesta por Freud ha sido objeto de discusión y debate en la psicología y ha influido en el desarrollo de diferentes corrientes psicológicas.

La relación entre nuestros deseos y nuestras acciones ejercen una gran influencia en nuestras decisiones, en algunos casos nos conducen a situaciones que nos causan problemas y nos hacen sentir insatisfechos. Cuando nuestros deseos nos llevan a actuar en contra de nuestros valores o de nuestro bienestar, podríamos considerarnos víctimas de nuestros deseos.

La publicidad tiene un impacto significativo en la configuración de nuestros deseos. El conocimiento de las teorías del deseo humano es esencial para que la industria publicitaria cree mensajes persuasivos, identifique oportunidades de mercado, establezca conexiones emocionales con los consumidores y se mantenga relevante en un mercado competitivo.

La exposición a ciertos estilos de vida, estándares de belleza, productos y servicios, influyen en lo que las personas anhelan. El deseo constante de adquirir bienes materiales puede llevar a un ciclo de insatisfacción perpetua. Este fenómeno se conoce como la “falacia de la insatisfacción material”, que sugiere que la felicidad o satisfacción derivada de la adquisición de bienes materiales tiende a ser temporal y efímera. Este ciclo puede generar una sensación crónica de insatisfacción, ya que los deseos materiales rara vez son completamente saciados.

Centrarse únicamente en la obtención de bienes materiales puede distraer de aspectos más significativos de la vida, como las relaciones personales, el crecimiento personal, la salud mental y emocional, y el desarrollo de habilidades y pasiones.

Para contrarrestar la insatisfacción derivada del deseo material, algunas personas adoptan filosofías como el minimalismo, que promueve la idea de vivir con menos y valorar las experiencias y relaciones sobre las posesiones materiales. Los deseos pueden estar vinculados a la búsqueda de una identidad, realización personal o la necesidad de destacar en un mundo cada vez más diverso y competitivo. Los deseos pueden estar orientados hacia un estilo de vida saludable, la práctica del autocuidado, la búsqueda de la felicidad y el equilibrio en diferentes aspectos de la vida.

Valorar lo que ya se tiene y buscar la satisfacción en experiencias significativas y relaciones saludables puede ser una vía para encontrar una mayor felicidad y contentamiento en la vida.